La liebre y la tortuga de Esopo

Una liebre orgullosa y arrogante se burlaba constantemente de la lentitud de la tortuga. Hasta que un día, la tortuga decidió retar a la liebre a una carrera para demostrarle que la constancia y la perseverancia pueden superar la velocidad.

La liebre, confiada en su velocidad, aceptó el desafío. El punto de partida y la meta se establecieron, y se anunció la carrera. Cuando llegó el día, la liebre salió corriendo velozmente y se alejó rápidamente de la tortuga. Pero, al ver lo lejos que estaba la liebre, la tortuga se centró en su propio ritmo y continuó avanzando sin detenerse.

La liebre, sintiéndose segura de su victoria, decidió hacer una pausa y descansar bajo la sombra de un árbol. Se quedó dormida confiando en que aún tenía tiempo de sobra para ganar. Mientras tanto, la tortuga siguió avanzando sin prisa pero sin pausa.

Cuando la liebre despertó y se dio cuenta de que la tortuga ya estaba cerca de la meta, se apresuró a correr lo más rápido que pudo. Sin embargo, ya era demasiado tarde. La tortuga cruzó la línea de meta antes que ella, ganando la carrera.

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Ilustración de Dan Craig de La Liebre y la Tortuga de Esopo